viernes, 26 de febrero de 2010

Campo para el Cambio.


Un buen día hay visitas en tu casa, llegan familiares o amigos que con el transcurrir del tiempo se van aburriendo y entre otras cosas resuelven por pedirte prestada la computadora personal (PC). Puede que sea tu novia, tu hermana, tu prima o cualquier persona con la confianza suficiente como para que le des acceso. Pero resulta que una vez encendida la PC como que se genera en ellas una especie de compulsión hacia el cambio del orden ahí establecido. Es como que se les mete el complejo de “ingeniero social” y empiezan a modificar o meter mano en todo lo que allí encuentran de acuerdo a la forma como suponen que estará mejor, más o menos como cuando su majestad sorprendió al Ecuador y transformó todo el marco institucional ecuatoriano. ¡Recuerdan!

Y no solo hablo de los cambios, sino también de las intromisiones. Juro que sientes venir el paro cardiaco cuando te enteras que dichas personas, dándoles rienda suelta a la curiosidad han dado con las fotos más atrevidas, con los cortos de video más rojos. Se supone que el buen porno en una sociedad disfrazada de curuchupa no es un pasa tiempo del cual puedes presumir. Ahora si la persona que actúa de perito investigador es la novia, pobre de ti si tienes archivos full hardcore o inocentes recuerditos de relaciones anteriores bien escondidos. Si no socializaste lo primero, ¡ya es hora! pero si no lo hiciste con lo segundo “los recuerditos” fregaste, más o menos como si en plena revolución ciudadana escondes tu patrimonio y el mismísimo Carlos Marx Carrasco te revisa la declaración patrimonial juramentada.

Pero yo quería referirme a los cambios de forma. Casi siempre la primera víctima de aquella conducta intervencionista es el desktop background o fondo de escritorio. Entonces aquella playa paradisiaca con mar color turquesa, arena blanca e islita de fondo con palmera y todo desaparece y te encuentras con cualquier cosa inapropiada y fuera de lugar, como encontrar la foto del mandamás o el eslogan de la revolución ciudadana justo en aquel lugar donde jamás lo quisieras tener, de papel tapiz en tu ordenador.

El puntero ya no es aquella tradicional flechita blanca que tantas noches acompañó, (armonizando con aquellos blogs donde se manifestaba con toda razón que el único sistema compatible con la naturaleza humana es la economía de mercado o capitalismo democrático) sino más bien un camaleónico dinosaurio que al hacer click cambia de amarillo a turquesa y viceversa. ¿A quién se le pudo haber ocurrido poner ese afeminado dinosaurio de puntero? Seguramente a una mujer, jajaa.

Si te revisaron los archivos supuestamente ocultos ya nada puedes hacer, sin embargo si hubo cambios debemos agradecer a los dioses (si es que existen) que los mismos no son irreversibles, por lo tanto respira profundo “tres veces” y cual empedernido date a la búsqueda de los jpg’s hasta encontrar y escoger el que tenías o el que más te gusta, similar historia con el puntero. Yo me inclino por el puntero tradicional y aquel fondo de escritorio que evoca mi profundo y frustrado deseo de coger mis cuatro cachivaches y largarme a alguna playa del Caribe [o cualquiera de estas].

Sin embargo creo que si un buen seguidor de la doctrina liberal observa mi conducta, seguramente pensaría (con justa razón) que estoy pecando de conservador al tratar de mantener todo como estaba, el famoso inmovilismo propio del satus quo; sin dudar me diría: “flaco, el liberal siempre tiene campo para que varíen las cosas, estas siempre son cambiantes, así que adáptate a las nuevas circunstancias en las que te desenvuelves y recuerda, nuevas generaciones, nuevos valores.”

Así que me ajusto a los cambios, pero en mi PC nomas, porque difícilmente veré con buenos ojos aquel cambio que conduce hacia la pobreza o al estancamiento económico e impone justicia social colectiva ignorando los valores morales y culturales de los individuos.

Cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia.